Train Tunnel
by
Aron-Wiesenfeld
A veces me sorprendo de la liviandad con la que se mueve mi cuerpo,
yo, tan anclada al suelo,
tan llena de siglos,
el espacio que me resulta vital y que conservo solo por inercia,
las alas que hace mucho,
enmohecidas,
han olvidado como levantar el vuelo,
la risa congelada en los labios como rictus,
la rebelión de mi cuerpo ante sus ataduras,
la violenta cohesión entre mente y corazón que me cercena lentamente,
el pasado que me persigue como peor enemigo,
mi hermana muerta,
mi madre llena de amargura y soledad,
mi vida monótona y vacía,
lo patética que soy de cuando en cuando,
la libertad que oprime el pecho
y que cacareo de vez en vez a ver si de tanto repetirla se vuelve realidad.
El yo,
ausente de esperanza,
la fe perdida en infinito,
ahogada en llanto,
milenios me han traído aquí…
solo Dios sabe,
el vaivén emocional que me lleva de ida y vuelta,
mis pasos exánimes,
mi vientre marchito,
mis sueños rotos….
Y de repente tú,
y tu hoyuelo en la mejilla,
y tus sueños de grandeza,
tu pasado doloroso y tu futuro incierto,
de repente tú ,
inocente e ingenua,
aterida en un rincón,
poblada de miedos,
y de repente tú y tu maniática idea de las cosas,
tus gestos alegóricos que guardan todo el dolor,
y de repente tú y tus labios,
que solo han sido intentos fallidos,
y de repente tú
y tus alas que blanden y surcan el cielo
y se quedan allá un rato mirando la forma de no volver.
Qué mundo cruel este,
nada que ver con tu mundo raro,
en ese, donde te miro, a la distancia
y te nombro…
Lady Mefisto
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