no como los que mueren
con la muerte
insondable y eterna
no,
sino con esa muerte lenta
de los penitentes,
de los monstruos que nadie ve
pero imaginan,
muertos ellos en su propia monstruosidad
y tan vivos ellos
en su consciente conciencia.
Morirnos así
como muere el cielo
cada noche
y se desgaja sin permiso
desgajarnos también de nuestras heridas
desesperamos
porque esta vida nos desconoce
nos blasfema
pasajeros somos
con pasaje sin retorno
polizontes de medianoche.
Morirnos así
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