Toco tu mano
presintiendo tu ausencia
divagando entre banalidades
el olvido que siempre
me remite a ti.
A donde iremos
-me dices
y las metáforas como subterfugios
nos cuentan de esa idea onírica
de un mundo exterior.
Pero en la futilidad
del cuerpo muerto
y de su envidia
nos volvemos partículas
que solapadamente respiramos.
Las madrugadas tácitas
que no presiento
las que me engullen la víscera
y confunden vértigo con cordura
ésas,
que en un mismo acto
me preñan y me dan a luz,
deconstruyen el jardín primigenio
en el que a veces te miro
en el que la angustia expedita nos presiente
nos guiñe con su mirada prosaica
nos abisma en el destierro de la realidad.
presintiendo tu ausencia
divagando entre banalidades
el olvido que siempre
me remite a ti.
A donde iremos
-me dices
y las metáforas como subterfugios
nos cuentan de esa idea onírica
de un mundo exterior.
Pero en la futilidad
del cuerpo muerto
y de su envidia
nos volvemos partículas
que solapadamente respiramos.
Las madrugadas tácitas
que no presiento
las que me engullen la víscera
y confunden vértigo con cordura
ésas,
que en un mismo acto
me preñan y me dan a luz,
deconstruyen el jardín primigenio
en el que a veces te miro
en el que la angustia expedita nos presiente
nos guiñe con su mirada prosaica
nos abisma en el destierro de la realidad.
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