Detrás de la ventana, en mi soledad acompañada
tu cuerpo erguido presto para el amor
se diluye en mi inconsciencia
que le retrae de este mundo pagano y caduco
como si al hacerlo le proporcionara algún bien.
Tú, la que depones tus heridas
para lamer las mías
tú que debates tu vida por mi muerte.
Y el entrecejo que se dilata entre tus jugos
como endorfina milenaria esbozando una nueva conciencia.
Yo, la de la sonrisa franca
y la crueldad occipital
yo, quien mece tu cuna
engulléndote parte a parte, metamorfósicamente
extenuándote en la desdicha concomitante
haciéndote estallar.
Detrás de mi mirada
donde la eternidad confluye
he puesto tu nicho sagrado
y serás mi diosa-amante
mi amante-bruja
descarnada en esta ausencia movediza
en la que me hundo.
tu cuerpo erguido presto para el amor
se diluye en mi inconsciencia
que le retrae de este mundo pagano y caduco
como si al hacerlo le proporcionara algún bien.
Tú, la que depones tus heridas
para lamer las mías
tú que debates tu vida por mi muerte.
Y el entrecejo que se dilata entre tus jugos
como endorfina milenaria esbozando una nueva conciencia.
Yo, la de la sonrisa franca
y la crueldad occipital
yo, quien mece tu cuna
engulléndote parte a parte, metamorfósicamente
extenuándote en la desdicha concomitante
haciéndote estallar.
Detrás de mi mirada
donde la eternidad confluye
he puesto tu nicho sagrado
y serás mi diosa-amante
mi amante-bruja
descarnada en esta ausencia movediza
en la que me hundo.
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