DIECISEIS
Esas tardes lluviosas
mirándonos a nosotras mismas desfragmentarnos en gotas y malabares,
en madrugadas húmedas de deseo,
a los dieciséis
no existen los dilemas,
ni los días
ni las horas
ni los miedos.
Yo,
tan
niña
enferma
tan igual en medio del caos
tan apretujada en mí.
Y esta vida vertiginosa que oprime
y este silencio callado y sofista
para no cometer falta.
A los dieciséis no hay futuro,
yo sería astronauta
y tú el primer polizón del viaje a Venus.
Después crecimos... ya no pudimos mirarnos a los ojos.
Esas tardes lluviosas
mirándonos a nosotras mismas desfragmentarnos en gotas y malabares,
en madrugadas húmedas de deseo,
a los dieciséis
no existen los dilemas,
ni los días
ni las horas
ni los miedos.
Yo,
tan
niña
enferma
tan igual en medio del caos
tan apretujada en mí.
Y esta vida vertiginosa que oprime
y este silencio callado y sofista
para no cometer falta.
A los dieciséis no hay futuro,
yo sería astronauta
y tú el primer polizón del viaje a Venus.
Después crecimos... ya no pudimos mirarnos a los ojos.
María Icónica